De Barro y Trialeras. Entrada 8.

En primerísima persona.

Suena el despertador, son las 09:30 hrs. Desayuno lo de siempre, tranquilo, y luego me pertrecho. Llego al Preguntoiro a la hora acordada (10:30) y estos no están (Coqui y Marce). Llegan diez minutos después. Saludos iniciales y temiendo no llegar a la hora le damos caña. A falta de 1 km para la Armada le dan arcadas a Marce, aflojamos. LLegamos con 15 minutos de antelación (11:00) y vamos a coger agua a la fuente del Curro de la Enxa. Le enseñamos el Jabalí a tres cazadores (para ponerle la miel en los labios, que se j...). Vemos llegar los coches. Acudimos al encuentro en el cruce de Raña. Saludos e improviso ruta nueva. Va siendo hora de subirles un nivel. Cogemos por el medio, quiero ascender al Monte Barbanza (aprox. 625 mts). Por un camino bastante deshecho llegamos a la trialera que nos lleva al parque eólico del monte. Bastante pedregosa y con un desnivel grande me lanzo tratando de no echar el pie, subo los primeros 90 metros hasta el descansillo y conseguido, echo el pie satisfecho por la consecución, detrás viene mi primo sufriendo, también lo consigue, luego Koki, casi. Esperamos por los demás caminantes mientras cogemos aliento. Continúo unos 100 metros más hasta que vuelve a exagerarse el desnivel, lo intento, me patinan las ruedas y echo pie. Marce y Coqui también. Pienso: podría subirla pero, qué tengo que demostrar, paso, me relajo y camino. Los demás llevan 400 mts caminando y casi me siento culpable por ello. Se suaviza la rampa 40 mts más arriba y monto otra vez. Veo a Dardo con la cámara lista, hago un caballito pero no dispara a tiempo, de todas formas la foto sale genial. Pequeño descanso, avituallamiento y fotos en pose. Partimos que enfriamos. En el parque eólico me siento como Don Quijote contra los gigantes. Viene un descenso breve e intenso. Allá voy. Cojo velocidad y en la curva hago volar la bici sobre unas piedras para no comérmela mientras adelanto a un todoterreno y me dejo ir. A ver los frenos...aja, ahora van bien. Veo caras adrenalínicas y se me va el último resquicio de culpabilidad. Seguimos hasta el enlace de la Ruta das Mámoas. Subimos una ligera rampita y paramos. Enciendo la cámara. Pruebo el enfoque mientras surge un debate (escuchad el video). Marce: ven unha trialera, o que bote o pé paga unha cena. Dardo matiza: o que non o bote cena gratis. Nacho: (acorralado e intentando no apoquinar sentencia una incongruencia) No, el valiente, paga. Pienso: manda h... tendré que hacer senderismo, entonces. Ni caso, pienso subirlas montado.

Arrancamos, los dejo ir delante. A los 20 metros, una pocita de nada, pero... Jonnhy se me aturrulla. Ála, cuál saco de patatas se me tumba en la hierba. Sólo yo me percato y me recato en filmarlo, ya véis, casi ni sale en el video.

Seguimos, mucha agua, la tierra ya no puede drenar más. Pienso en poner un guardabarros delante. Se suceden charcas y trialeras en ascenso y tranquilamente disfruto de esos pequeños retos sin echar el pie a tierra.

Aquí, los demás a su bola. ¿Realmente dan lo máximo al pelearse con las trialeras? No lo sé y no digo nada, bastante han mejorado desde hace un par de meses. Prueba de ello es que Nacho ya no va quejándose de principio a fin (hoy solo de principio) y Dardo no se pierde una salida. Si le hubiese puesto esta ruta los primeros días no hubiesen vuelto a rutear ni uno de los nuevos y dudo si me volverían a hablar. La técnica y la forma la alcanzarán tarde o temprano, pero si consigo que vean las partes difíciles como retos a superar serán partícipes de mi truco y del de Marce.

Ya al final, el barro se intensifica y las gomas de seco muestran excesivas carencias, me siento un funanbulista con mondas de plátano en los pies con mis ruedas de tan bajo taqueado. En uno de estos equilibrios pierdo la tracción de ambas ruedas y no solo echo el pie, sino la mano, afortunadamente a la hierba. A lo largo de la ruta, las caídas de los otros son alternativas, no se salva ni uno, siendo todas sin importancia y una de las más divertidas viene cuando llegamos a un río estancado repleto de cadáveres desmembrados. Lo veo y voy descartando opciones de vadeo. Al ver arena en el borde, supe que era una trampa ir por lo más ancho. De repente oigo ¡choff! y veo a Dardo en el rio clavado con la bici, ipso facto saltando de esta y luego de pie, cuál faro en medio del Mar, hundido hasta las rodillas. Maldiciones y risas múltiples. Seguimos. Se acaban las Mámoas y enlazamos tierra con asfalto entre conversaciones de adelgazamientos y dietas. -Lo que tienes que hacer es comer menos mierda, le espeta uno a otro. Ligera rampa de subida y me acerco a Marce y Koki, aprovecho para darle un poco de caña al cuerpo. Llegamos al cortafuegos bajo la Base Militar y esperamos. Llegan los demás y continuamos. Primera trialera fácil. Segunda trialera, exigente. Sin problemas. Tercera trialera: difícil, no se ve la caída que tiene desde arriba. Mi primo se frena, duda. Me adelanto, clavo los frenos y pongo el sillín en el pecho. La trialera me lleva por donde ella quiere, mantengo el frágil equilibrio en la peor zona y cuando ya venía lo fácil...¡crash!, Marcelo se me echa encima y vamos al suelo. Choque peligroso por no dejar margen con el de delante. No pasa nada, pero no hubo risas, más bien, gestos de preocupación pronto disipados. Los otros no se la jugaron, pies para qué os quiero. Llegamos a un cristalino arroyo comentando la jugada. Mientras lavamos las bicis en el remanso se acerca el último, Jonnhy. Todos nos giramos sin malicia para verlo llegar y este, al meter la rueda en el rio, se sintió pez en el agua: ¡Mega-Choff!. Risas imposibles de disimular y casi aplausos. Tras el alboroto seguimos. Pequeño tramo asfaltado y enlace con un bonito sendero, más adelante intuyo un atajo y lo inauguro, detrás de mi los demás. En el enlace con el camino principal el atajo se rompe en una abrupta cuneta. Hago virgerías y consigo no pegármela. Los demás renuncian y el segundo de a bordo desoyendo mi aviso me sigue. ¡Alehop! Voltereta de Marce por encima del manillar. Muñeca dolorida. Ya no quedaban risas de tanto usarlas, además de no tener gracia la caída. Continuamos por el camino otrora cubierto de suntuoso manto blanco mientras las tripas empezaban a rugir como el león de la Metro. Mi madre llama: trae a tu primo a comer. Cansados y satisfechos nos separamos en la pista de Nebra, un descenso fácil y rápido para los de Noia mientras los sonenses llaneamos hasta Raña. Tenemos hambre. ¿Asfalto o Tierra?. Decidimos asfalto, el hambre apremia y apremia la hora. La barrita y el gel no me llegaron a nada, tendré que llevar un bocata de nocilla. Visto y no visto el descenso. En 10 minutos nos vemos sentados delante de buenas raciones de carne con patatas fritas. Mi madre nos mira, ¿por qué trinchera embarrada se habrán arrastrado estos dos?

De barro y trialeras. Así lo ví yo.

Jose Santos.

P.D.: Mis datos de la Ruta: Distancia recorrida: 41,3 kms. Vel. media: 13 kms/h. Tiempo rodando: 3 hrs y 20 min.. Vel. Máx.: 56,88 kms/h. Desnivel máx., medio y total y altitud máx.: Nacho, entérate de cómo va ese reloj tuyo. Necesitamos estos datos ya.

Otrosí digo: De tantas caídas a penas se ve una en los videos. ¿Correcto o incorrecto? Cuando nos conozcamos más y sepa si se saben reír de sí mismos tendremos la respuesta. Mientras, a los que os guste el morbo tenéis cientos de webs de caiditas tontas.